IQ: una peligrosa estafa, una visión Talebiana
Históricamente diferentes grupos de racistas / eugenistas, han mostrado una clara inclinación por medidas pseudocientíficas que indiquen que algunas poblaciones muestran valores por debajo de los de sus grupos étnicos o sociales. Justo por esa razón cuando un científico identifica una de estas métricas es prácticamente un imperativo ético el alzar la voz y gritar — Estafa!! — Recientemente N.N. Taleb comenzo un hilo de Twitter (alrededor de 3.1 millones de vistas) acerca de las fallas científicas de las pruebas de IQ, con el que demolió por diferentes vías argumentativas esta construcción pseudocientífica. En este artículo corto, partiré de los argumentos esgrimidos por Taleb en ese hilo para desarrollar la premisa bajo mi propia óptica (es decir que solo yo soy responsable por lo aqui escrito).
El problema con tratar de medir la inteligencia es que sin duda es una propiedad compleja de alta dimensionalidad: depende seguramente, hasta cierto punto, del genoma del individuo; probablemente también depende del estado general del microbioma; puede ser modelada por diversos contextos ambientales como la alimentación temprana o exposición a tóxicos; muy probablemente se limita o potencializa de acuerdo al contexto socioeconómico y cultural. Esto nos da la primera pista de que una verdadera medición de la inteligencia no es un número (un escalar) sino varios numeros (un vector) que codifican las diversas dimensiones. Por otro lado cualquier fenómeno multidimensional implica la necesidad de un muestreo muy grande (ver: https://arxiv.org/abs/1802.05495) para siquiera tener la posibilidad de alcanzar validez estadística. Si esto no nos hace ya reflexionar sobre la pobreza ontológica de las pruebas de IQ, debemos además considerar que muchas de estas dimensiones (variables) pueden interaccionar entre ellas (efectos de segundo orden) por lo que para poder tenerlas en cuenta una “hipotética” métrica de inteligencia tendría que ser no solo un vector sino una matriz.
Otra falla ahora de origen metodológica es que para que una medida sea por un lado estadísticamente válida y tenga sentido, debe al menos tener un alto nivel predictivo en ambas colas de la distribución de la variable, es decir que tenga sentido tanto para valores pequeños y grandes, lo cual no ocurre con las pruebas de IQ (ver la Fig 1 en: https://medium.com/incerto/iq-is-largely-a-pseudoscientific-swindle-f131c101ba39).
Desde una perspectiva más filosófica las pruebas de IQ no detectan convexidad es decir que no proporciona ninguna ventaja para la sobrevivencia (Vea el volumen de Antifragil en el Incerto de Taleb). En el mejor de los casos estas pruebas logran captar cuando alguien tiene problemas de aprendizaje por el lado de los valores bajos y quizá capten algunos aspectos de ciertas habilidades mentales seleccionadas para las pruebas por su supuesta importancia. Por ejemplo se dice que su diseño permite medir la capacidad de la persona para detectar patrones sutiles. Sin embargo, en el mundo real una verdadera habilidad de sobrevivencia está mucho más relacionada con ignorar o filtrar ese tipo de patrones y sólo atender aquellos que son claros. Una alta sensibilidad a la detección de patrones falsos positivos nos llevaría sin duda a lo que Taleb llama intervencionismo ingenuo. No es de extrañar que aquellos que si hacen caso a estas métricas de IQ sean justamente parte de las comunidades de tomadores de decisiones que suelen hacer más daño que beneficio, con su alta detección de patrones y buenas intenciones. Considerar por ejemplo la guerra contra el Narcotráfico que en México llevaba cerca de 250,000 muertos para el 2015; o los estragos que el intervencionismo ha provocaron al querer derrocar a un gobierno “tirano” en Siria y que ha dejado cerca de medio millón de muertes.
Pero!!! dira usted, hay muchos artículos científicos que muestran la eficacia de las pruebas de IQ, de hecho son probablemente la joya de la corona de la Psicología (dicen muchos psicólogos, ver el hilo original referenciado). Le tengo malas noticias. En Agosto del 2005 un equipo coordinado por Brian Nosek mostraron que de 100 artículos tomados de las más prestigiosas (según los criterios estándares de factor de impacto) solo el 36% paso pruebas de replicabilidad (uno de los pilares mismos de la ciencia). Otro análisis histórico de las 100 revistas más importantes en Psicología desde 1900 hasta el 2012 mostró el grado de la crisis de reproducibilidad en esta disciplina que no podemos llamar con claridad como científica.
En consideración a todo lo anterior, es bastante justo decir que las pruebas de IQ son una peligrosa estafa académica. Una estafa perpetuada por académicos (en el mal sentido de la palabra) que la usan para justificar sus puestos a través del intercambio sin sentido de citas y artículos que no son reproducibles y que lamentablemente son muchas veces financiados con dinero público.