La mascarada de las mascaras

Oliver López Corona
7 min readAug 10, 2020

(Texto original de N.N.Taleb, traducción y comentarios (cursivas) de O. López-Corona)

Incompetencia y errores de razonamiento alrededor del uso de las mascaras o tapabocas.

Seis errores: 1) desconocer los efectos compuestos del uso de las mascaras, 2) desconocer la no-linealidad en la probabilidad de infección por exposición viral, 3) confundir la ausencia de evidencia (de los beneficios del uso de la mascara) por evidencia de ausencia (de los beneficios del uso de la mascara), 4)pensar que las personas necesitan de intervención del gobierno para producir protección facial: la gente puede hacer las suyas, 5) desconocer los efectos compuestos de las señales estadísticas, 6)ignorar el Principio de No-Agresión pro parte de pseudo-liberales (la mascara también protege a otros de ti; es un proceso multiplicativo: cada persona que infectes a su vez infectará a otros).

De hecho, las máscaras (y caretas) usadas simultáneamente con restricciones de eventos masivos o super-dispersores pueden ahorrarnos billones de dólares en futuros bloqueos (y demandas) y son potencialmente suficientes (bajo uso mayoritario) para detener la pandemia. A los burócratas no les gustan las soluciones simples.

N.N.Taleb con su solución para viajar en avión

Primer error: Desconocer los efectos compuestos

La gente que es buena en los exámenes (que suelen convertirse en buró, burócratas, economistas o hacks), en mi experiencia no son muy buenos entendiendo no-linealidades y la dinámica de las cosas.

La OMS, CDC y otras burocracias fallaron inicialmente en reconocer los efectos compuestos de los beneficios del uso de las mascaras. Desde que dos personas usan mascaras hay que tener en cuente el efecto de esa interacción.

Pensemos (para simplificar) que las máscaras reducen tanto la transmisión como la recepción a una probabilidad p. ¿Qué efecto tendría eso sobre el R0 (es decir, la tasa de propagación de la infección)?

El enfoque ingenuo (utilizado por los burócratas de los CDC / OMS y otros imbéciles) es decir que si las máscaras reducen la probabilidad de transmisión a ¼, Entonces si el R0 era originalmente de 5, entonces con mascaras R0= 1 ¼=5/4. Lo cual es un chingo, pero el efecto real es incluso mayor por que uno debe contar ambos lados.

Bajo esta simplificación, con p = 1/4 obtendríamos considerando ambos lados R0 ‘= p² R0. Siendo p=1/4 entonces p² = 1/16 lo cual efectivamente conduce a que ¡R disminuye en 93.75%! Incluso con máscaras trabajando al 50%, obtendríamos una caída del 75% en R0. Es decir, cuando se estima el efecto de forma ingenua se piensa que el uso de mascaras solo reduciría la tasa de propagación en un 25%, considerando los efectos compuestos esto es en realidad una disminución del 93.75%.

Segundo error: desconocer la no-linealidad en la probabilidad de infección por exposición viral

El error estriba en pensar que si el uso de las mascaras reduce la exposición a por ejemplo ½, entonces se reduce el riesgo, expresado como la probabilidad de infección a ½ también, lo cual no es precisamente cierto.

Considerando que dicha probabilidad de infección debe seguir una “curva S” de dosis respuesta (Fig 1), entonces ocurre que en la sección convexa (forma de u hacia arriba) hay una ganancia desproporcionadamente grande: una reducción de del x% en la exposición al patógeno conlleva una caída mucho mayor que x en el riesgo de infección; y estamos evidentemente en esa región convexa. Por ejemplo, usando el caso de arriba, una reducción de la carga viral en un 75% podría efectivamente reducir la probabilidad de infección en un 95% o mas!

Tercer error: confundir la ausencia de evidencia por evidencia de ausencia

“No hay evidencia de que las mascaras funcionen”, es algo que continuamente escucho de idiotas que se llaman a si mismos científicos “basados en evidencias”. En el caso de México, López-Gattell subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, afirmó por ejemplo sobre el uso de mascaras que“no sirven para protegernos… sepan ustedes que no hay evidencia científica de que realmente sirven”, aunque después aclara que si sirve cuando alguien esta enfermo para proteger a los demás. Sin embargo, incluso en esa aclaración se queda corto porque ignora el efecto en la propagación de los contagiados que todavía no muestran síntomas o de los asintomáticos. Específicamente por este efecto de tiempo de latencia o de ausencia de síntomas uno debería actuar bajo la suposición de que se esta infectado y por tanto deberíamos usar el tapabocas como medida precautoria, para sobre todo, proteger a los demás. En conferencias posteriores aclara que sí sirve en ese contexto, pero siempre hablando con ambivalencia respecto al uso del mascaras, por ejemplo diciendo que “…no recomendamos el mascaras para no confundir y relajar la sana distancia”. El punto es que no hay evidencia de que cerrar la casa en la noche efectivamente previene el que esta sea robada. Pero todo lo que podría bloquear la transmisión puede ayudar. A diferencia de la escuela, la vida real no trata acerca de las certidumbres. Cuando haya duda, usa cualquier protección disponible. Algunos invocaron la errónea racionalización de que las máscaras inducen una falsa confianza: de hecho, hay un fuerte argumento de que las máscaras hacen que uno esté más alerta a los riesgos y más conservador en su comportamiento.

En México surgió rápidamente un mercado de tapabocas, caretas de todos los tipos y diseños. No es necesario restringirse a usar los equipos especializados como las mascaras N95 que están pensadas para proteger a quien la usa, de nuevo aquí en énfasis es en proteger a los demás y para eso un paliacate es suficiente pues no se trata de filtrar al virus sino de detener las gotas de saliva en las que viaja.

Cuarto error: malinterpretar el mercado y las personas
Los burócratas paternalistas se resistieron a invitar al público en general a usar máscaras con el argumento de que el suministro era limitado y los profesionales de la salud las necesitarían, por lo que nos mintieron diciendo que “las máscaras no son efectivas”. No entendían o decidieron ignorar la inventiva y la laboriosidad de las personas que no necesitan que un gobierno les produzca máscaras: pueden convertir rápidamente cualquier cosa en apéndices protectores que cubran la cara y que funcionen bien, digamos trapos en los que se pueden coser filtros de café … de cualquier cosa. Los burócratas tampoco prestaron atención a la noción de mercados y la existencia de oportunistas que pueden proporcionar a la gente lo que quiere.

Quinto error: No reconocer señales estadísticas extremadamente fuertes
Muchas personas que se ocupan de las estadísticas piensan en términos de conceptos mecánicos (por ejemplo, correlación) que no comprenden del todo o de resultados locales; temen presentar “anécdotas” y no captan la noción más amplia de señales estadísticas en las que se mira la historia completa, no las partes del sistema. Porque aquí, nuevamente, la noción de evidencia se complica. Tenemos a) la historia de una peluquería donde dos estilistas infectados no lograron infectar a sus 140 clientes (lo que hace que la probabilidad de infección para el uso de mascarillas bilaterales con seguridad sea inferior al 1% para una exposición al estilo de una peluquería): a) conocemos la probabilidad de infección para quienes no usan mascarillas a partir de decenas de miles de puntos de datos y las diversas estimaciones R0; conocemos además b) la tasa de infección de los países donde las máscaras eran obligatorias; adicionalmente hay c) toneladas de papeles con metodologías más o menos defectuosas, etc. Cada una de estas piezas “suaves” y no concluyentes de “evidencia” por si solas no serían convincentes, pero no se debe tomar así, individualmente, sino como señales que se complementan.

Sexto error: el principio de no agresión
Los “libertarios” (entre paréntesis) se resisten al uso de máscaras con el argumento de que restringe su libertad. Sin embargo, todo el concepto de libertad se basa en el Principio de No Agresión, el equivalente a la Regla de Plata: no dañar a los demás; ellos a su vez no deberían hacerte daño. Aún más insultante es la demanda de los pseudo-libertarios de que empresas como Costco debería prohibir que se obligue a los clientes a usar máscaras, pero paradójicamente, el libertarismo en general, le permite o más bien defiende que todo el mundo pueda establecer las reglas en su propia propiedad. Costco debería poder obligar a los visitantes a usar camisas rosas y anteojos morados si así lo desean.
El punto central aquí es que se debe tener en cuenta que al infectar a otra persona no está infectando solo a otra persona. Estás infectando a muchos más y provocando un riesgo sistémico: Usar una máscara. Por el bien de los demás.

Notas

1- Felicito a los poquísimos escritores como Zeynep Tufekci que han estado peleando la pelea en los medios.
2- Creo de verdad que los pseudo-libertarios son sociópatas y misántropos que buscan un partido político que crean que se ajusta a su misantropía.

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Oliver López Corona

Lévy walker of life, trying to have #SkinInTheGame and practicing #antifragility. https://www.lopezoliver.otrasenda.org/